lunes, 23 de marzo de 2009

Por soñar que no quede

Una tarde cualquiera de primavera…

He soñado que otra forma de hacer política era posible… que proponía otro mundo posible en todos los foros, municipios y parlamentos, que llevaba en la cabeza y corazón al Mundo y no una Nación o grupo de interés…

He soñado que se constituía el Partido de la Ciudadanía Mundial, que fomentaba la organización de la sociedad civil mundial como base de su acción política.

Un partido que defendía mundialmente los intereses de los silenciados, vulnerables y desheredados, promovía la paz, la justicia e igualdad y el respeto al medio ambiente y la solidaridad con las nuevas generaciones.

Un partido que proponía y promovía la constitución de unas Naciones Unidas auténticamente representativas y con un Parlamento Mundial formado por políticos, organizaciones de la sociedad civil y ciudadanos de todo el mundo. Que resolvía sobre asuntos de interés común de la Humanidad.

Cuya razón de ser no era tomar el poder ni gobernar, sino difundir en foros sociales y políticos las ideas altermundistas, controlar a los poderes establecidos y contribuir a que tomaran mejores decisiones en beneficio de todos.

Era fundado en una gran asamblea de movimientos sociales de todo el Mundo con el propósito de defender mundialmente una carta de principios basados en valores de libertad, justicia, igualdad y solidaridad, y como salvaguardia de los derechos humanos.

En sus estatutos constitutivos figuraban normas claras para que en su seno nadie pudiera ejercer dominio sobre nadie, ni se lucrase en base a su condición de representante o electo. Los principios de lealtad, representación acorde con directrices mundiales establecidas y programas locales, responsabilidad y rendición de cuentas eran los que prometían, seguían y defendían los cargos electos del PCM en todos los parlamentos, consejos municipales, etc. en que actuaban como representantes.

Su actividad política estaba libre de cualquier tipo de condicionamiento y no se debía a ningún tipo de poder externo, ya que sus únicos sistemas de financiación eran las cuotas o donaciones de sus afiliados y afiliadas y no podía recibir financiación de bancos o grupos económicos de presión ni subvenciones gubernamentales.

La representación de cargo estaba continuamente supeditada a la confianza ciudadana y la rotación era frecuente. En el currículum de los aspirantes figuraba la capacidad, pero sobretodo la lealtad y la honradez.

Los representantes del PCM exponían motivos y propuestas y se implicaban en los temas clave para el desarrollo de las políticas altermundistas en todos los niveles de representación y estaban por la faena, nunca por el teatro mediático o por la lucha fraticida o los contubernios políticos. Pronto la gente empezaba a distinguirlos de los demás y los representantes de los partidos nacionales tradicionales habían de ir copiando sus modos ante el prestigio que esta actitud daba.

En el PCM nadie miraba a los otros y se preguntaba ¿de dónde vendrá? Sino que se preguntaba ¿qué podremos hacer juntos? Y todos los sectarismos habían desaparecido por medio del diálogo y la unidad en la acción.

Por otra parte los poderes fácticos y mediáticos mundiales ya no podían silenciar la voz de los ciudadanos y ciudadanas críticos, ya que esta voz estaba en los parlamentos y los principios y derechos humanos eran proclamados sistemáticamente desde las tribunas parlamentarias por dignos/as y valientes representantes. Estos/as podían denunciar sin temor la corrupción, ya que ellos no podían ser atacados por ese tema, en este sentido no hacían pactos de silencio.

Un día llegaba en que este partido lograba ya mayorías en algún parlamento nacional, en este momento - consecuentes con la decisión de no tomar el poder sino de ser la conciencia crítica, una voz de los silenciadas/os y desposeídas/os y un ejemplo práctico de comportamiento democrático - el partido renunciaba a gobernar y proponía y avalaba gobiernos mixtos y de amplias mayorías con las fuerzas de progreso.

Los ruidos de la Cumbre del G-20, las reuniones de nuestros gobernantes con insignes banqueros y las cargas policiales contra estudiantes me han despertado de este sueño, no obstante recreándome en él he llegado a una conclusión:

Luchar por él es necesario.

Antonio Fuertes Esteban - Comisión de Justicia Fiscal Global de ATTAC España

http://rexpublicaglobal.blogspot.com


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