miércoles, 3 de junio de 2009

Los sindicatos europeos aprueban una resolución contra la crisis en París

Declaración de París de la Confederación Europea de Sindicatos

Europa está en una encrucijada. Europa se enfrenta a un retorno del desempleo masivo. El número de empleos llamados a desaparecer en el transcurso del año es tan elevado que hay que remontarse a los años 30 para encontrar cifras comparables. Y sin embargo, a día de hoy, la respuesta de las autoridades (tanto europeas como nacionales) es inadecuada para la magnitud del problema.

Este fuerte aumento del desempleo se explica por el dominio del modelo económico neoliberal en el curso de los 30 últimos años, un modelo cuyo colapso ha provocado la catástrofe económica que Europa y el resto del mundo están viviendo actualmente. Son muchos los que se han dedicado, en el ampuloso sector de los servicios financieros, a practicar una versión moderna de la alquimia. Se ignoró la prudencia a largo plazo, mientras la codicia y la especulación se convertían en el orden del día de Wall Street, Londres y otros grandes centros financieros.

El resultado, antes del colapso, fue un rápido incremento de la desigualdad, el aumento de los empleos precarios y la presión para recortar la influencia de los estados de bienestar, los derechos de los trabajadores y la negociación colectiva. Ahora hay que añadir además un mayor desempleo, recortes en el gasto público y un colapso de la demanda en muchos países.

Los ciudadanos se dirigen a los gobiernos mediante la acción del sector público y a los sindicatos para restaurar el equilibrio democrático que se había cedido a los mercados. La CES pide que no se permita “nunca más” que el capitalismo financiero pueda infligir una crisis comparable al mundo, a Europa y a los trabajadores; y que nunca más el aumento de las desigualdades suscite el estímulo, la indiferencia o la negligencia de los gobiernos democráticos.

La CES apoya plenamente la causa del movimiento sindical internacional en la lucha contra la crisis. Europa tiene un papel importante y específico que jugar en este contexto. La UE es la única en el mundo que tiene la capacidad de ejercer una acción directa y coordinada sobre lo que constituye la mayor entidad económica individual en el mundo. Debe, por tanto, liderar el camino, y no seguir a otros. Con demasiada frecuencia ha dado la impresión de estar relegada a un papel secundario, detrás de países importantes. Y, si la UE no es capaz de llevar a cabo una acción concertada, sus principales logros que son el mercado único, la moneda única y la ampliación se verán sometidos a una fuerte presión, porque los Estados miembros buscarán el desarrollo de sus propios enfoques en materia de comercio, política monetaria y relaciones internacionales. La UE debe asumir sus responsabilidades en relación con los Estados miembros, aguantando la presión más extrema, y actuar de forma que evite depender del Fondo Monetario Internacional. La intervención del FMI debería, en todo caso, intentar preservar la cohesión social, más que reducir el gasto público y los servicios públicos.

La UE debe adoptar un enfoque convincente ante el desempleo. La CES reclama un nuevo Pacto Social en la UE que actúe como motor de la justicia social y en favor de más empleos y de mejor calidad, con los siguientes puntos principales:

Más y mejores empleos: Invertir en un amplio plan de recuperación europea para dar un nuevo impulso en favor del crecimiento y el empleo. La CES pide que el Consejo Europeo y la Comisión diseñen un plan europeo de inversión que totalice el 1% anual del PIB para ofrecer más empleos y de mejor calidad, promover la innovación, la investigación y el desarrollo, favorecer el empleo en sectores clave, invertir en nuevas tecnologías verdes y sostenibles, y asegurar servicios públicos de gran calidad. La educación y la formación a lo largo de toda la vida son esenciales para crear más empleos y de mejor calidad. Ya es hora de que Europa ofrezca a los trabajadores las cualificaciones necesarias para la economía del futuro, sobria en carbono, a través de tecnologías verdes y empleos más cualificados.

Sistemas de protección social más fuertes para ofrecer más seguridad e igualdad y evitar la exclusión social. La CES reclama una agenda social europea significativa y fuerte para permitir a las personas conservar un empleo bien remunerado y garantizar la protección a todos los trabajadores, así como una formación adecuada, teniendo en cuenta la diversidad y la necesidad de mantener la cohesión social y el acceso a los servicios públicos para todos. La política social y los servicios públicos en toda Europa deben preservarse, reforzarse y no verse debilitados por una aplicación demasiado rígida del Pacto de Estabilidad, obligando a recortes demasiado prematuros y demasiado importantes en los déficits presupuestarios, una vez que la actividad económica deje de retroceder. Tales compresiones privarían a los Estados miembros de beneficiarse del relanzamiento económico y dañarían los servicios públicos.

Derechos más fuertes para los trabajadores y fin de la preponderancia de los principios del mercado a corto plazo. Para poner fin a las desigualdades crecientes, debemos disponer de derechos más fuertes. La CES exige un Protocolo de progreso social que dé prioridad a los derechos sociales y a la acción colectiva y una Directiva sobre desplazamiento de trabajadores más fuerte, basada en la igualdad de trato y en el respeto al derecho que se aplica en el lugar donde tiene lugar el empleo. La CES reclama igualmente una participación efectiva de los trabajadores y democracia laboral. Es especialmente urgente reforzar los derechos de los trabajadores para poner fin a la creciente utilización de diversas formas de trabajo atípicas y poco seguras. Es primordial que haya una Directiva sobre Tiempo de Trabajo vinculante y sin derogaciones.

Mejor salario: fortalecimiento de la negociación colectiva. Hay que rechazar la congelación salarial y el recorte de los salarios nominales y de las pensiones. En un momento en el que la demanda se derrumba, es esencial proteger el poder de compra. La CES exige por tanto un fortalecimiento de la negociación colectiva y de los instrumentos de formación del salario con el objetivo de asegurar aumentos del salario real para apoyar la recuperación económica. El Banco Central Europeo (BCE) debe igualmente estar implicado en el crecimiento y estar comprometido con el pleno empleo de calidad, y no simplemente con la estabilidad de precios. El BCE no debe pretender influir y debilitar las negociaciones salariales aumentando prematuramente los tipos de interés en cuanto parezca que la crisis inmediata ha terminado. La CES exige al BCE un consejo consultivo de interlocutores sociales europeos.

La solidaridad europea como protección frente a los excesos del capitalismo financiero: es esencial poner en práctica una reglamentación efectiva de los mercados financieros y una distribución equitativa de la riqueza, y evitar un retorno al capitalismo de casino o al ‘estatus quo’ de los últimos 20 años en los mercados financieros. La CES reclama un aumento importante de los gastos sociales europeos aumentando las actividades de los fondos estructurales europeos, sobre todo del Fondo social europeo y del Fondo europeo de ajuste a la globalización. También hay que luchar contra la competencia fiscal y suprimir los paraísos fiscales porque amenazan la Europa social. Más concretamente se trata de actuar hacia una armonización del impuesto de sociedades. Es necesaria una iniciativa europea sobre la fiscalidad de las operaciones financieras.

Es esencial reforzar la integración de las cuestiones sociales en todas las políticas europeas e introducir disposiciones sociales en los mercados públicos, reconociendo los convenios colectivos apropiados, y asegurando que la competencia no se pervierte por el dumping social o por políticas deflacionistas, protegiendo las pensiones y las prestaciones y reforzando los salarios mínimos y la cobertura de los convenios colectivos. La dimensión social de Europa es demasiado modesta desde hace demasiado tiempo. Ha llegado el momento de reforzar Europa y de restablecer sus ambiciones sociales.

En el transcurso del próximo periodo, la CES elaborará su estrategia y se movilizará para hacer frente a los enormes desafíos que nos esperan, sobre todo en la perspectiva de una política industrial basada en la innovación, la investigación y el desarrollo sostenible. Más concretamente, la CES y sus afiliadas se movilizarán el 7 de octubre para apoyar la Jornada de Acción Mundial por el Trabajo Decente de la Confederación Sindical Internacional (CSI).

La CES hace un llamamiento al Consejo Europeo, al nuevo Parlamento Europeo y a la nueva Comisión a actuar rápidamente e insiste a la patronal para que se comprometa en un diálogo social sobre todas estas cuestiones y para que participe en la resolución de la crisis.

El doble objetivo de esta Declaración es: combatir la crisis – y ganar el futuro. Sus ideas deben ser ampliamente difundidas y debatidas ya que el desastre del mundo financiero está golpeando duramente a Europa. Pero el sindicalismo europeo debe aprovechar esta ocasión para conseguir una sociedad mejor, más justa, y una Europa social más fuerte y más integrada. La participación masiva de los trabajadores en las manifestaciones de la CES en Madrid, Bruselas, Berlín y Praga de mediados de mayo es testimonio del amplio apoyo de nuestras propuestas y reivindicaciones.

Las organizaciones afiliadas se comprometen a movilizarse para conseguir los objetivos de la Declaración de París de la CES.


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