viernes, 3 de agosto de 2012

¿Cómo sería ganar?

1.- Cambio de fase, es fácil percibirlo. Las condiciones del rescate financiero a la banca obligan al gobierno a un nuevo paquete de medidas que atacan de forma directa a las posibilidades de consumo de los españoles (a través del IVA) y a sus rentas (a través de los recortes salariales a los funcionarios). Son medidas cuyo único objeto son extraer dinero desde el estado, las familias y el tejido productivo hacia el capitalismo financiero. Una amiga me dice “Me han quitado mi trabajo para pagar a los cabrones de los bancos”. Un chiste recorre las redes: “Deme un billete para el cine y quédese tres euros para bankia”. La ecuación es evidente para cualquiera.

La fase, sin embargo, no ha cambiado solo porque los niveles de expolio sean más veloces e intensos. Se han intensificado también los niveles de resistencia (y su tono). Movilizaciones espontáneas, manifestaciones enormes con una mezcla potente y contradictoria de gentes que terminan cercando el congreso de los diputados una y otra vez. Colectivos profesionales que cortan calles y bloquean las arterías principales de las ciudades, encierros en hospitales y escuelas, etc.

No parece una locura afirmar que en cualquier otra circunstancia, el gobierno estaría negociando las medidas, minimizando daños y rezando porque la cosa no fuera a más. Pero en esta circunstancia, hoy, el gobierno no puede hacer concesión alguna ni producir ningún tipo de diálogo. Nada. El motivo principal es que no gobierna en el sentido democrático de la palabra. Sus funciones se limitan a la de gestor de la comunicación y a policía. Gobernar el desorden que provoquen sus medidas. Nada más. Y esto lo sabe cualquiera que salga a la calle estos días.

Entonces, ¿qué hacemos?

2.- El primer paso es la pregunta. Hacernos la pregunta y organizar la forma en la que la pregunta se puede hacer colectivamente. ¿Qué derechos necesitamos en este contexto? ¿Cómo los hacemos efectivos? Empecemos a hacernos esa pregunta y salgamos a la calle redefiniendo el sentido. No estamos aquí para protestar por una medida, estamos aquí para hacer una nueva democracia. No estamos aquí resistiendo exclusivamente, estamos creando. No tenemos nada que negociar con el gobierno, porque el gobierno no tiene poder para negociar nada, salimos a la calle a decirlo y abrimos la pregunta de cómo superar al gobierno y restituir el poder en términos colectivos. ¿Qué necesitamos para ello? Lo importante ahora mismo, estos primeros meses de la nueva fase, no es tener una buena respuesta, sino tener buenas preguntas y buenos mecanismos para hacérnoslas y responderlas en común.

Hacer un diagnóstico colectivo del problema e identificar los puntos esenciales que bloquean la posibilidad de democracia real. ¿Qué medidas hacen efectiva la esa democracia? ¿Qué mecanismos permiten mayores niveles de participación?

Estamos encerrados en un mito que nos dice que la democracia es materia de expertos, pero es el territorio de la participación de cualquiera. Tenemos los medios necesarios para poder organizar un mecanismo de consulta y diagnóstico colectivos en las redes y en las plazas. Barrio a barrio, centro de trabajo por centro de trabajo. Necesitamos constituir nodos que pueda dinamizar ese trabajo y que compartan la información obtenida. Mecanismos que sinteticen en lineas fuerza el resultado de ese trabajo.

No se trata entonces de hacer una lista de noes, no a esta reforma, no a ésta medida. No a este paquetes. No. Se trata de decir “esto es lo que necesitamos para garantizar la vida aquí y ahora para todo el mundo”. Garantizar la salud, la educación, la cultura, el acceso a un empleo, a una vivienda, a un transporte, etc.

Con eso tendremos un mapa. Nuestro mapa común de salida de la crisis. Ganar es hacer efectivo ese mapa.
Imponerle ese mapa a la otra parte es el paso siguiente, pero necesitamos, primero de todo, construir el mapa. Ponernos a dibujar ese mapa permitirá, sobre todo, desbloquear la imposición artificial de lo que es posible y lo que uno. Una vez hemos dibujado los limites de lo que es tolerable.

La vida, tal y cómo nos la están imponiendo no es tolerable ni sostenible. Lo sabe el gobierno, lo saben los bancos y los sabemos todas las personas movilizadas, cabreadas, idnignadas, mejor o peor organizadas. Como lo saben, nos dicen que esa vida imposible es la única vida posible. A ese NO, que ellos nos imponen, tenemos que oponerle no otro NO, sino nuestro SI. La afirmación de nuestra capacidad, nuestra potencia colectiva y nuestra inteligencia. Somos capaces de cualquier cosa en la medida en que nos organicemos y seamos capaces de responder a la pregunta de partida… ¿Y si ganamos? ¿Cómo sería ganar?

Guillermo Zapata
Libro de Notas

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